La Primera Guerra Mundial

25.07.2013 14:08
En el verano de 1914 dió principio en lo que en su tiempo se llamó "Gran Guerra", y que ahora identificamos como Primera Guerra Mundial.
En represalia por el asesinato del heredero al trono de Austria-Hungría Franz Ferdinand (Francisco Fernando) a manos de un servio.
Ésta nación declaró la guerra a Servia, país valcánico ya independiente, al que se atribuyó haber Incitado el cri­men. Los pactos y alianzas celebrados entre las diferentes potencias desen­cadenaron al poco tiempo su Ingreso en la contienda. Rusia entró en apoyo de los servios; Alemania, a su vez, hizo efectivo su compromiso con Austria. Francia, aliada de Rusia, tuvo que defen­derse del ataque alemán, que se des­arrolló con la invasión de Bélgica. In­glaterra, Italia y Japón, por su parte, declararon la guerra a los imperios cen-tralesr es decir, a Alemania y Austria. Aliadas de estas potencias fueron Bul­garia y Turquía.
Salvo por la participación japonesa, la guerra fue netamente europea. Japón se dedicó a combatir a los alemanes en las posesiones que éstos tenían en te­rritorios asiáticos.
Originalmente pareció que la guerra duraría poco tiempo. Según el plan ale­mán bastaría con sorprender a los fran­ceses mediante la invasión a Bélgica y la consiguiente marcha sobre Párís. Sin embargo, la victoria francesa Bn la batalla del Mame hizo fracasar el plan táctico alemán y el conflicto pasó a ser una guerra de desgaste.
Por esta causa, los gobiernos se vie­ron obligados a intervenir muy directa­mente en la economía, con base en la racionalización de alimentos, planifica­ción de la producción, tanto agropecua­ria como Industrial, y control de las ope­raciones financieras. En este renglón se advirtió el carácter moderno de la guerra. Ahora no sólo se combatía en los frentes militares a la manera tradi­cional, sino que también la infraestruc­tura de cada país resultaba determinan­te para poder sostener a las tropas en el frente. Aquellas naciones que dispo­nían de una importante industria pesada estaban en condiciones propicias para reponerse de las pérdidas sufridas en los combates.
Llegado el año 1916, aún no se deci­día la suerte de la guerra. Los Estados Unidos, y los demás países americanos se habían abstenido de participar en la conflagración. No obstante, el hundi­miento de un buque de pasajeros en el que perdieron la vida muchos norteame­ricanos, propició un violento cambio de notas entre el gobierno del presidente Wilson y la cancillería alemana.
En 1917 ocurrieron dos hechos fun­damentales: la declaración de guerra de los Estados Unidos a los imperios centrales y el retiro de Rusia de la con­tienda. Esto último se debió, por una parte, al desgaste sufrido por los ejér­citos zaristas en sus frentes de guerra y, por otra, y de manera decisiva, a la re­volución que, encabezada por Lenin, ha­bía triunfado en Rusia, a fines de 1917. De este modo, a principios de 1918, Rusia firmó el tratado de Brest-Litovsk con los imperios centrales, mediante el cual se retiraba de la guerra en condi­ciones poco favorables.
La participación de los Estados Uni­dos dio al conflicto un nuevo giro no sólo militar, sino principalmente polí­tico e ideológico, mediante la propa­ganda para identificar la guerra con una lucha entre naciones democráticas y liberales contra imperios autocráticos. A pesar de que en ambos bandos ha­bía naciones colonialistas, la propagan­da liberal cundió en Austria y Alemania, donde movimientos internos, de índole política, determinaron al fin la suerte de la guerra.
A la muerte de Francisco Fernando de Austria, su heredero buscó la paz, pre­sionado por la fuerza liberal de su pue­blo. En Alemania los movimientos so­cialistas y sindicalistas debilitaron al gobierno por una serie de huelgas, que obligaron a abdicar al Kaiser. El triunfo sobre los imperios centrales se cifró más en los acontecimientos políticos internos, ya que, al llegar la paz, Alemania ocupaba territorios franceses, en tanto que a ella ninguna nación había podido invadirla.
El presidente Wilson, de los Estados Unidos, se convirtió entonces en la pri­mera figura de la política mundial. Las negociaciones de paz hubieron de celebrarse de acuerdo con lo enunciado en los "catorce puntos" propuestos por este mandatario. Entre tales puntos fi­guraba la iniciativa de constituir una sociedad de naciones; restituir territo­rios a los países ocupados; respetar la soberanía de las distintas nacionalida­des de los Balcanes e indemnizar a las partes afectadas.